Personalmente

AYER, EN LA ESPALDA, ME CRECIERON DOS ALAS

Ayer caminamos, y como cada vez que hacemos uno de estos recorridos, no puedo evitar pensar en esta cita: “Comprendí por que Daniar  prestaba siempre oído a unos rumores impreceptibles para los demás y porqué se le encendían de pronto los ojos y aleteaban sus cejas…Era un hombre profundamente enamorado , no simplemente de otra persona, era un amor distinto, inmenso, el amor a la vida, a la tierra. Guardaba su amor dentro de sí, en su música, en su arte y vivía inspirado por ese amor.”  Yamila, por Chinguiz Aitmátov

Ayer caminamos por Bolland-Blegny (Bélgica). La Volksuniversiteit de Maasland organiza seis caminatas repartidas durante el año, de unos 16 km, por los paisajes de Limburgo en Holanda, Bélgica o Alemania. Cada seis semanas seguimos una ruta por la que un guía nos conduce. Es un grupo de unas 20 personas. Marion, nuestro guía, nos va contando cosas muy diversas sobre lo que vemos, sobre la historia, sobre los árboles, sobre como trabajan los labradores, sobre la vida de los animales, sobre arte, santos o leyendas. Es un ambiente muy agradable, con gente amable e interesada.

Lo que me han enseñado estas caminatas es la inmensa cantidad de cosas que contiene el paisaje, en realidad todo queda en él plasmado. Está lleno de huellas que hay que saber leer.

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La huella de un tejón marcada en el barro. La huella de un monumento que nos habla de los padres que conmemoran a sus hijos de 15 años que no volvieron de la guerra (Margraten) y del pueblo que se quedó sin hombres jóvenes. De las construcciones de las casa con entramado de madera, que se pueden desmontar y repartir entre los herederos para que así ellos hagan una nueva casa (Gulpen). De miles de huevas de rana en el agua.  De los miedos de un pueblo que construye una capilla dedicada a San Gilles, (ayuda a quitar el miedo y curar otras enfermedades psíquica) conmemorando la muerte de dos bandidos (Bande Noire) que han sido atrapados hace 3 siglos (Kapel de St Gilles en Richelett ). De aves rapaces que vuelan en círculo buscando su presa. La huella de unas minas abandonadas, hoy museo ( Marie en Blegny)) donde se bajaba a los caballos con dos años y permanecían allí hasta que cumplían 18,  para que empujaran los carros de carbón, y en poco tiempo quedaban ciegos. De la tierra a la que inyectan estiércol, en vez de arrojarlo para que así disminuya la contaminación que este produce. De los agujeros colocados altos en los muros de la granja donde aniden los búhos y estos se coman los ratones que intentan robar el grano (De Hut). Sobre iglesias con santos, cuadros, artes y reliquias……..pero el disfrute viene sobre todo al caminar, tragando aire, oyendo los riachuelos, los pájaros, oliendo a humo, viendo ese inmenso paisaje muchas veces verde y la luz que avanza con el día, pisando en el barro y dejando allí nuestra huella.

Os aseguro, vuelves cansada a casa, pero ese día, en la espalda, te han crecido dos alas.

www.vumaasland.nl

Fotos: Ángeles Nieto

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